Alcanzar nuevas metas
Normalmente el comenzar un nuevo año significa pensar en propósitos que queremos cumplir, en
que metas y objetivos queremos alcanzar y hacia dónde queremos dirigir nuestra vida.
Es muy probable que, si nuestras metas se sienten como algo abrumador, tienen mucha dificultad o es algo que deberíamos hacer, pero no queremos hacerlo realmente, al largo plazo
terminaremos por no cumplirlas. Nuestros objetivos no tienen que ser algo doloroso, de hecho, deberían sentirse como algo gratificante y entretenido.
Es común creer que las actividades entretenidas y fáciles no tienen mucho valor, especialmente si así son las metas que nos planteamos al comenzar un nuevo año. Sin embargo, contrario a lo que se podría esperar, los estudios indican que esta sería la manera correcta de fijarnos metas si queremos crear nuevos hábitos que perduren.
Frente a la alternativa de hacer algo difícil y ambicioso por un corto periodo de tiempo y luego renunciar, resulta más efectivo tomar una alternativa más saludable, que nos genere bienestar (aunque sea algo más sencillo) y que estemos seguros de que podremos cumplir y apegarnos a ella siempre. Así estaremos creando nuevas costumbres y conexiones en nuestro cerebro desde donde podremos seguir construyendo más adelante.
Para crear nuevas rutinas debemos ir poco a poco, partiendo por lo más simple posible, algo que
podamos realizar en 10 minutos o menos y que requiera tan poco esfuerzo mental que nuestro
cerebro no oponga ninguna resistencia mientras lo hacemos, y que al mismo tiempo sintamos
satisfacción por haberlo realizado. Un ejemplo puede ser pasear al perro una vuelta a la cuadra
todas las mañanas o leer un poco de un libro todos los días. Una tarea que podamos realizar
incluso si estamos cansados, tenemos poco tiempo o estamos teniendo un mal día.
La idea de este poco ambicioso acto, que podríamos llamar “mejor que nada” es dar el impulso
inicial, crear la vía neuronal y comenzar a formar las nuevas conexiones desde donde podremos
crear nuevos hábitos o rutinas que si sean de real trascendencia más adelante.
Con el paso de los días podríamos ir agrandando este nuevo habito, agregándole nuevas tareas o
tiempo dedicado, pero solo si es porque sentimos que era algo muy fácil. Por el contrario, si con el
paso de los días sentimos cierta resistencia hacia nuestro nuevo habito, es porque aun no es lo
necesariamente simple, lo recomendado seria reducirlo a la mitad en tiempo y esfuerzo, y
comenzar desde ahí. Es importante que recordemos que esta etapa solo se trata de establecer la
vía neuronal y para lograrlo es necesario crear este habito que usaremos como cimiento a futuro.
Cuando ya estamos en el camino hacia el desarrollo de este nuevo habito, existe algunas ayudas
que nos servirán para mantenernos en la vía correcta, causando una mayor sensación de
gratificación final. Estas son tres:
RECOMPÉNSATE
Recompénsate: al terminar lo que sea que estabas haciendo, una labor o tarea, ¡felicítate
a ti mismo! Expresar física o mentalmente la alegría de una pequeña victoria puede liberar
una pequeña dosis de dopamina, suficiente como para que tu cerebro quiera repetir eso
que estabas haciendo.
disfruta las emociones que trae este nuevo habito
primero deberíamos identificar que emociones son las que disfrutamos con este nuevo habito, y luego con intención tratar de vivirlas conscientemente cada vez que realizamos la actividad elegida.
EMPAREJA TU NUEVO HABITO CON COSAS QUE TE GUSTEN
esto ayudara a que la actividad en si misma sea mucho más gratificante, generando más expectativas y ganas de realizar el nuevo habito elegido. Por ejemplo, si habíamos decidido pasear al perro en las mañanas podríamos mezclarlo con algo que nos guste hacer, por ejemplo, leer, así podríamos escuchar un audiolibro cada vez que salgamos a dar la vuelta a la cuadra con el perro, y mezclaríamos la satisfacción de hacer algo que nos gusta con el cumplir nuestro nuevo habito.
0 comentarios